Por muchos años, los emprendedores mexicanos se han dedicado a crecer sus emprendimientos, trabajar, expandir mercado, contratar nuevos colaboradores, adquirir nuevas tecnologías y crecer su patrimonio personal, sin detenerse a pensar, ¿cuánto vale todo lo que tengo?
En días recientes, un amigo cercano me llamó justo para consultarme sobre su empresa familiar, no tenía ni idea de cuánto valía, y ante la intención de vender, me hizo la siguiente pregunta: “Juanca, ¿cuánto vale mi changarro?”, esa pregunta me puso a pensar en cuantas compañías mexicanas pasan por ese bache una vez que llegan a la etapa de maduración.
Para adentrarnos a este problema, revisemos algunos datos importantes para tener una idea más clara de que estamos enfrentando:
La economía mexicana, como muchas otras es fortalecida por las empresas familiares, ya que cerca del 99% de las empresas de este país pertenecen a una familia propietaria, se consideran PYMEs [1] y tienen en promedio 5.4 empleados por unidad económica.En México existen 5.1 millones de unidades Económicas con propiedad familiar según el INEGI, empleando a 27 millones de personas de manera formal y generando el 52% PIB nacional.La mayoría de estas entidades no tiene reglas claras, la toma de decisiones suele recaer en una sola persona y su control suele ser pobre. 98.9% de las empresas censadas solo tiene un establecimiento, lo que hace que su control sea más sencillo.El 84% de estas empresas no sobrevive a la primera sucesión.
Atendiendo estos 4 puntos, y sobre todo el último, nos podemos dar cuenta que el problema es bastante más grande a nivel país de lo que pensamos, ya que considerando que muchas de estas crecen sin meter controles acordes a su tamaño, lo que hace que saber cuanto vale sea un verdadero crucigrama.
Por lo anterior, aquí van algunos puntos que son de utilidad para evitar caer en este problema:
Planea el crecimiento. Desde que emprendas, prepara el terreno para crecer, ve implementando reglas y aceptando clientes paulatinamente, vender más no es sinónimo de mayor rentabilidad.
Establece reglas claras. La mayoría de las PYMEs no tiene reglas claras de entrada y salida de familiares ni colaboradores, tampoco procedimientos claros, ni reglas de operación definidas. Establecer manuales, protocolos y procedimientos por escrito ayudará a que la empresa opere sin depender de una o unas personas y garantizará su permanencia en el tiempo.
Rodéate de expertos. Pensar que sabemos todo por ser el fundador de un negocio es uno de los principales errores, dejarnos cegar por el ego suele llevarnos a tomar malas decisiones. En estos casos es mejor rodearse de un equipo de expertos que puedan ayudarnos a llevar a nuestro negocio al siguiente nivel.
Piensa global, actúa local. Cuando escuche esta idea, quede sorprendido, pero es muy cierta. Manejar nuestra empresa como lo hacen las transnacionales nos ayudará a saber cuánto tenemos realmente y dónde podemos mejorar.
Aplicando estas áreas de oportunidad, será más sencillo que tengas un control adecuado no solo de la operación sino también del valor de tu empresa y que puedas saber con exactitud, cuánto vale tu changarro.
[1] Censo económico INEGI 2014.
Por: Juan Carlos Hernández Torres
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